Sísifo con freno de mano II

Estábamos hablando de cómo la depresión y la ansiedad complican la vida, de que en la vida de cada persona se manifiestan de manera diferente y les estaba contando cómo se ven en mi vida porque creo que es útil por si otras personas aprenden sobre sus propias vidas. 

Siempre estaba cansada, tener la cabeza dando vueltas, repasando mil escenarios posibles a la vez, culpandose de que se le cayera a uno un vaso de agua hace tres semanas y por ende uno es bruto, y a la vez estar planeando el apocalipsis que está a punto de ocurrir en la vida, resulta y sucede que es muy cansado. 

Y en ese párrafo hay mucho que desempacar. Primero la vaina de “rumiar” (no sé si se dice así) todo lo que pasó o va a pasar en la vida. Si meto las patas por mi cabeza va a pasar cada posibilidad que si hubiera hecho algo diferente el error que cometí no hubiera pasado. Y esto no en el sentido de aprender del error, no, este repaso de todo lo que pudiera haber sido distinto es más bien destructivo, más bien impide aprender nada, y me hace más propensa a que vuelva a pasar. Además de que 90% del tiempo nadie se tiene que dar cuenta de que metí las patas y aún así repaso en mi cabeza que van a decir cuando se den cuenta o qué dirían si se dieran cuenta.

Además yo no sé de dónde puede salir tanta caraepichada por una metida de patas, de cosas que le pasan a todo el mundo, si me mancho la ropa comiendo o si pierdo algo, me trato como si yo fuera la única causa del cambio climático y como si yo fuera el peor desperdicio de espacio en el mundo.

También (claramente) rumeo hacia el futuro, incesantemente, y de nuevo de la forma más destructiva, es una obsesión con las conversaciones que tengo que tener y con mis interacciones con otra gente. En mi cabeza se desarrollan 100 formas distintas, pedirle a alguien un té era tal estrés que me compré una maquinita para hacer la leche espumosa, para no tener que hablarle al barista ok?

Cuando fui capaz de verme haciendo esas cosas y de ver lo que estaba en mi cabeza, descubrí que de ahí probablemente venían dos síntomas de la depresión: primero la imposibilidad de tomar decisiones.

Una vez alguien que también padece de depresión, muy enfáticamente me dijo “No me pongan a decidir, yo no puedo tomar decisiones” en ese momento no la entendí. Luego viví la cosa de que uno se convierte el Chidi el mae de “The Good Place”. Lo peor que le pueden dar a uno son opciones. Ir a bailar o salir con los compas o empezar algún proyecto o limpiar la choza y después de horas de considerarlo no hace uno ni picha. ¿Que tomar? ¿A qué hora salir? ¿A cuál perro bañar primero? Es una vara bizarra pero cosas que no importa que opción uno tome se vuelven decisiones fundamentales ( que uno no puede hacer y luego se siente culpable por no hacerlas)

Chidi: Ya sé que quiero.... quiero empezar a llorar.

Y después de todo esto, lógicamente sufría de fatiga. Me despertaba y como en dos horas yo solo quería volver a dormir, si iba a trabajar por ahí de las dos de la tarde ya estaba agotada, era imposible que yo produjera o aprendiera algo después de esa hora. Si quería hacer algo en la noche, definitivamente tenía que tomar una siesta. Y a la hora de dormir otra vez podía dormir perfectamente (hay gente que lo que le da es insomnio, yo básicamente podía dormir todo el tiempo que tampoco es bueno).

Otra cosa que tiene sentido que pase en esas situaciones es la incapacidad para concentrarse, es como si uno es el perro de Up y cada 3 segundos pasa una ardilla. Me dio un poco de tristeza cuando me di cuenta lo mucho que me costaba leer. No me quedaba quedita, me sentaba y de nuevo se me ocurrían 30 cosas que tenía que hacer, pasaba los ojos por páginas y al final no sabía que había pasado. Imposible retener nada cuando uno no se puede concentrar.

Yo quería hacer algo, pero claramente mi vida se me iba en ser una gallina sin cabeza. Y los teléfonos son lo peor cuando uno está en ese estado. Dan la ilusión de que uno está haciendo algo. Aprendiendo de la situación en Siria, mientras ve como el tío cuarto de una prima se casó en la playa, pero la pura verdad es que uno no está haciendo nada, scroleando por internet, viendo memes, son sólo una excusa para no pensar y para quedarse encerrado, inmovilizado.

Hubo algunos cambios en mi vida que parecían insignificantes pero que ahora creo que estaban relacionados a la depresión. Por ejemplo sólo quería comer comida chatarra, y eso no es normal en mí. Una hamburguesa de vez en cuando sí pero que no pudiera ver una ensalada y que pudiera cenar skittles… no, eso no es normal. Creo que es que mi cuerpo andaba buscando alguna forma de registrar placer… y el azúcar es como una manera segura de hacerlo… lo que pasa es que no es sostenible. Y hablando de comida el alcohol es una sustancia depresiva, y de repente yo me emborrachaba con una birra, cosa que nunca antes me había pasado y definitivamente si tomo me cuesta un poco más manejar mis síntomas.

El último síntoma del que puedo hablar es de pensamientos suicidas, y en terapia de grupo una las reglas es no dar detalles sobre suicidio, así que todo lo que voy a decir es que me di cuenta que yo los tenía cuando, después de mucho tratamiento y terapia, desaparecieron.

Finalmente dolencias físicas que no tenían explicación, dolores de cabeza fuertes eran cosa de todos los días, dolores musculares, contracturas, me mareaba y sentía que me iba a caer y por supuesto problemas digestivos.

Disecar así los hábitos de mi vida, trajo aceptación y me ayudó a buscar ayuda. Me ayudó a separar las cosas que hago de quién soy me dio el poder de cambiar lo que quería cambiar. Una vez más: si se sienten como sísifo o como un carro andando con el freno de mano, busquen ayuda. No es fácil pero poquito a poco uno se va quitando la piedra de la espalda.

Prometo que en los próximos posts voy a hablar de las cosas que me han ayudado.

Aquí dejo una lista más tradicional de síntomas por si aca:

Depresión

• Persistente estado de ánimo triste, pleno de ansiedad o “sin sentido”
• Cambios en los hábitos de sueño
• Reducción del apetito y pérdida de peso o aumento del apetito y aumento de peso
• Insatisfacción y desinterés por actividades que antes disfrutaba, incluyendo el sexo 
• Inquietud, irritabilidad
• Síntomas físicos persistentes que no responden a tratamiento, tal como dolor crónico o trastornos digestivos
• Dificultad para concentrarse en el trabajo o la escuela, o dificultad para recordar cosas o tomar decisiones
• Fatiga o pérdida de energía
• Sentimientos de culpa, desesperanza o inutilidad
• Pensamientos de suicidio o muerte

Ansiedad

• Preocupación o ansiedad persistentes por determinados asuntos que son desproporcionados en relación con el impacto de los acontecimientos
• Pensar demasiado los planes y las soluciones a todos los peores resultados posibles
• Percibir situaciones y acontecimientos como amenazantes, incluso cuando no lo son
• Dificultad para lidiar con situaciones de incertidumbre
• Temperamento indeciso y miedo a tomar la decisión equivocada
• Incapacidad para dejar de lado u olvidar una preocupación
• Incapacidad para relajarse, sensación de nerviosismo y sensación de excitación o de estar al límite
• Dificultad para concentrarse, o sensación de que la mente se «pone en blanco»
• Los signos y síntomas físicos pueden ser los siguientes:
• Fatiga
• Trastornos del sueño
• Tensión muscular o dolores musculares
• Temblor, agitación
• Nerviosismo o tendencia a los sobresaltos
• Sudoración
• Náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable
• Irritabilidad